El nombre Alfredo Ajpacajá, es ya un sinónimo de ciclismo en Guatemala, una disciplina que traía en la sangre y heredada de su padre Victor Ajpacajá, quién corrió la Vuelta a Guatemala en los años 90 y quién se convertiría años después en el primer entrenador de Alfredo. No solamente le instruiría en el ciclismo, sino también en el oficio que permitió, que se cumplieran los deseos de un niño que soñaba con ser campeón.
Alfredo Ajpacajá, despidiéndose de su hijo Alfredo Yahel, antes de ir a entrenar.
Sus inicios en el ciclismo profesional se dieron a los 15 años, pero desde los 11, Alfredo aprendió a trabajar en madera para la elaboración de muebles, en un negocio familiar llamado MUEBLES MADECA (Muebles Ajpacajá De Calidad), lijando pequeños muebles desde muy joven, hasta poder elaborar una sala completa con sus propias manos, algo que seguro lo prepararía en su querida Aldea Barrameche en Totonicapán, y le enseñaría, según sus palabras, que al igual que los muebles más hermosos, los grandes logros se aprenden a construir poco a poco.
Sin duda, el Campeón Nacional de la Vuelta a Guatemala 2018, es de esas personas que nos inspiran y nos ayudan a pensar, que para soñar en grande, debemos trabajar muy fuerte en nuestros objetivos, tomando como motor a nuestra familia, a quienes él dedica totalmente sus logros, los cuales alcanzó también, gracias a las manos cubiertas de aserrín de un padre y un hijo, que hoy en día es reconocido en los más alto del ciclismo nacional y que anhela poder asistir a los juegos Olímpicos de Tokyo 2020.
Por Gabriel Mejía.
Fotos: Decorabaños Ciclismo.
Mira la historia en video aquí: https://youtu.be/Za9ZeROCcxE
